Ha pasado una
semana desde que presenciamos el debate del Estado de la Nación en el Congreso
de los Diputados. Un debate que dentro de la perspectiva bipartidista en la que
vivimos, algo que debiera cambiar, los medios han adjudicado la victoria al
presidente del gobierno Mariano Rajoy. Su argumentario se ha basado en esquivar
sus problemas con la corrupción y proponer medidas que ya no sirven de nada
para solucionar esos problemas, mientras que en lo económico se ha basado en la
estrategia de todo estaba muy mal cuando llegaron al poder y que han conseguido
colocar al país en la senda del crecimiento. Para ser simplista se resume en
una frase oída los días del debate: “Rajoy contento de haberse conocido”. Lo
peor es que estos argumentos tan débiles le han servido para “ganar” el debate
lo que muestra un nivel pobre de la política y por ende de los ciudadanos que
somos los que elegimos a nuestros representantes.
Como yo he
venido a hablar de economía me centro en esta parte del discurso. El presidente
del gobierno sacaba pecho de una supuesta mejora de la situación económica
alejando el fantasma de ese rescate europeo, nada más lejos de la realidad.
Para empezar España ya ha sido rescatada, la UE puso a disposición 100.000
millones de € para sanear las entidades financieras, de los cuales se han usado
60.000 millones, de los que responden las arcas públicas en última instancia.
La corriente del gobierno es que no es un rescate, porque la idea generalizada
del rescate es la de Irlanda, Grecia o Portugal. El rescate de España no es así
debido al tamaño de la economía española, ya que el realizar un rescate del
estilo de esos países sería mucho más costoso y difícil técnicamente. Además el
principal problema de la economía española se debe a la elevada deuda privada,
que luego ha sido asumida como pública, por eso focalizar la ayuda al sector
bancario, causante del problema, parece lógico. Por otro lado, solo han hecho
falta 5 días y unos resultados de las elecciones italianas que dejan
incertidumbre sobre la gobernabilidad del país, para que la sombra del rescate
vuelva a sobrevolar España como refleja la subida de la prima de riesgo al
cierre de ayer y a apertura de hoy.
Otro revés al
optimismo de Rajoy llegó incluso antes, cuando al día siguiente de la
celebración del debate, Oliver Rhen afirmó que la cifra del déficit es del 10%
mientras que pocas horas antes, el presidente, al más puro estilo comercial de
telefonía nos intentaba convencer de que la cifra del déficit era del 7%. Para
empezar, la cifra no sería para estar celebrándolo pero basándose en el
“olvido” de no contabilizar esa ayuda europea al sector bancario, el presidente
olvidaba uno pocos millones de euros para maquillar la cifra.
Aún y con
estas contradicciones, como hemos dicho, hay la sensación de que ganó el
debate. Lo verdaderamente grave es que no se le pusiera contra las cuerdas en
el debate, que estos datos que son de uso público, no fueran utilizados para
desmontar ese optimismo desmesurado que tenía el discurso del presidente, el
presidente de 6 millones de personas en
desempleo y varios millones sin contraprestación que ven como les dicen que
esto va muy bien y obviamente, no es así. Como se perdió la oportunidad de
rebatirle en el debate al que estaba obligado, no contesta preguntas de la
prensa y con la mayoría absoluta del parlamento asegurándole un paso fácil por
la cámara, seguirá instalada está sensación de mejora hasta que la realidad nos
indique de golpe que no es así, puesto que los indicios no son para ser
optimistas, pero en el juego de la política suele funcionar así, patadón para adelante
y ya lo solucionaremos, mentalidad que nos ha causado no pocos problemas.