Se está
convirtiendo en una rutina muy desagradable, el levantarse por la mañana,
consultar twitter e indignarse con el mundo. Hoy ese dudoso honor lo ostenta (no por primera vez) nuestro querido Ministro de Educación José Ignacio Wert con sus crecientes declaraciones dirigidas a los universitarios, donde recomienda centrar la elección de estudios en la empleabilidad, dejando a un lado aspectos más vocacionales. Sin entrar a valorar frustraciones provocadas por estar
metido en una profesión que no te apasione y demás consideraciones en las que
todos habéis pensado, quiero ir como siempre a algo más económico.
Varias veces
me he enfrentado (en alguna entrevista de trabajo) a la pregunta ¿por qué has
estudiado economía? Pues mi respuesta (que a lo mejor no es la que doy en la
entrevista, y tampoco tiene mucho que ver con lo que dice Wert), es que la economía sirve para comprender el mundo, es una ciencia social que estudia el comportamiento humano y una vez sabes de esto entiendes mejor algunos comportamientos de los individuos, no tanto el de la totalidad,puesto que como dijo José Carlos Diez en el vídeo que colgué hace unos días,nos equivocamos más cuando pasamos de la individualidad al grupo, al intentar modelizar. Pues bien, las declaraciones de Wert se encuadran en una lista de
varias actuaciones que van encaminadas a hacer la universidad algo mucho menos
accesible a la totalidad de la población. Estas medidas se disfrazan en
concepto de recortes y demás pero sospecho de algo más “maquiavélico”. He aquí
la economía.
Estoy
seguro que todos conocéis en que consiste la ley de la oferta y la demanda, es un concepto muy utilizado y conocido, si no es así en el link tenéis la definición. Este concepto nos sirve para explicar algo que ya le oí a un
profesor de filosofía de mi instituto: “la gente que os diga que ir a la
universidad no es importante, que hay otras opciones, suele ser la que envía a
sus hijos a la universidad.” Cogiendo esta afirmación y la ley de oferta y
demanda explicamos. Obviamente cuando uno está en posesión de un título
universitario (o padre que le va a costear uno a sus hijos) lo que más le
interesa individualmente es que el menor número de personas tengan ese título (oferta
de titulados), puesto que su cotización subiría al ser un “bien” escaso y se
traduciría en un salario más alto. Yo creo que esta visión particular y egoísta
de la sociedad, es la que prevalece dentro de las medidas y declaraciones
realizadas desde que este señor es ministro.
Por
otro lado, estos argumentos ya están rebatidos desde multitud de estudios, que
muestran que como individuos también nos interesa que el número de personas con
formación aumente, más allá que por términos de equidad social (que ya
justificarían por si sola el facilitar el acceso a la educación), estos
estudios concluyen que la existencia de una sociedad más formada, aumenta y
mejora su tejido productivo, aumenta las oportunidades de todos los individuos
de progresar y verse beneficiados del progreso, dando la razón a la afirmación atribuida a Kennedy de que “Una marea creciente levanta a todos los barcos”. Si esto es
así, ¿dónde reside la justificación a estas medidas? Es simple. Si ya
pertenezco a una élite formada, si facilito la democratización de la
universidad, es posible que gente que pertenece a mi élite, o mis descendientes
queden en un futuro fuera de los beneficios que he tenido por ser un bien
escaso, así que intentando perpetuar la situación, aseguro la existencia de mi “élite”.
Para terminar,
me gustaría hacer un recordatorio de la entrada anterior que ha adquirido aún
mayor significado con la caída de la bolsa y aumento de la prima de riesgo de ayer.
Interesate y muy acertada reflexión. Me quedo con "Si facilito la democratización de la universidad, es posible que gente que pertenece a mi élite (...) quede en un futuro fuera de los beneficios que he tenido por ser un bien escaso (...)". Esa idea es lo que se esconde (o no se esconde tanto, en realidad) detrás de la derecha.
ResponderEliminarUna pena que hayas dejado el blog aparcado tanto tiempo, por cierto!