El faro que nos guía

     Hablando con un colega, hace unos días, hacíamos mención a lo poco que se usa como referente a algunos países y sin embargo siempre saltan a la mente de todos EE.UU. y Alemania. Pues existen grupos de países, como por ejemplo el grupo de los países nórdicos, Canadá… que deberían ser tomados en cuenta, ya que pueden darnos lecciones de muchas cosas.

    Conjuntamente, en uno de los libros de los que ya os he hablado, apuntaba a una de estas causas. La mayor producción teórica en el campo de la economía (y en otras muchas) está supeditada a los equilibrios de poder actuales y casi toda ella se hace en lengua inglesa y además saliendo de investigaciones de universidades americanas. Esto puede ser por lo que EE.UU. es siempre el referente de estos estudios. En el libro se apunta la necesidad de que una mesa de investigación adecue esos estudios a una realidad europea, que aunque cada vez más similar, como todo en este mundo globalizado, sigue teniendo sus peculiaridades. En esta realidad europea, sin duda tendrían que entrar los países nórdicos, unos países en los que la crisis es casi inexistente, unos países en los que el Estado del Bienestar está muy desarrollado y no se cuestiona recortar, ya que ello se desarrolla sin problemas presupuestarios. Además la sociedad soporta una carga de impuestos mayor que EE.UU. o España, pero ello no supone un problema, ya que repercute en su calidad de vida. Lo que produce rechazo no es tanto pagar impuestos si no ver que se despilfarra en vez de repercutir de forma real en la calidad de vida de los ciudadanos. Otra causa de que el referente sea el modo de proceder americano viene dado por la historia, ya que tras la 2ª Guerra Mundial toda Europa miró hacia América para llevar a cabo la reconstrucción. Dentro de las causas históricas también está la caída de la URSS que provocó que ya no hubiera un bloque potente, referente de una opción diferente.

    Siendo oportunistas también podemos concluir que nos estamos fijando para salir del problema en los mismos que nos han metido en este problema. No digo que de repente tengamos que cambiar de forma radical, pero sí reconocer que en Europa tenemos peculiaridades distintas y además un claro ejemplo en el norte de hacer las cosas bien hechas de una forma un poco diferente.