jueves, 3 de noviembre de 2011

Economía con yogures

            En realidad estoy ya un poco aburrido de leer y oír cosas sobre Grecia, el euro, la crisis… y en realidad eso no es la economía de verdad. La que a mí me gusta tiene que ver más con cosas más cotidianas y para mí más interesantes.

Seguro que yendo al supermercado con vuestra familia, o solos (pero adoctrinados por los que habéis visto con ellos), os encontráis ante la situación de buscar por todo el mostrador de yogures antes de escoger el que los que os lleváis. Para algunos, este gesto es absurdo, no pierden el tiempo y cogen lo primero que ven, total qué más da, son yogures iguales.

            En realidad, lo que ocurre es que aunque tengan el mismo precio y sean aparentemente iguales, los yogures que compramos (y pagamos igual) no son la misma mercancía. Aunque el precio es igual, obviamente valoramos más el yogur con la caducidad más lejana que el que caduca ya mañana, por eso perdemos el tiempo en buscarlos al fondo del estante, si no si que sería una auténtica pérdida de tiempo. Si lo valoramos más, ¿por qué cuestan lo mismo? Pues esta es una situación en la que el cliente se beneficia de que el coste de cambiar el precio de los yogures a diario según fuera pasando la fecha sería grande (costes de menú) y no se compensarían con los beneficios de ser capaces de cobrarnos diferente por productos que en realidad aunque no lo parezca estamos valorando de forma distinta. Me atrevo a aventurar que en un futuro los avances técnicos permitirán que cada producto lleve un chip (o similar) y un precio propio que se actualizará automáticamente, por lo tanto los yogures con más rango de fecha serán más caros que con precio único para todos, y los que estuvieran más cerca de la caducidad serían más baratos que con precio único (para evitar tirar partidas pasadas). ¿Esto es malo? Pues depende (aquí sale el economista gallego que tengo dentro): lo que sucederá es que las familias se beneficiarán puesto que al ser varios, pueden terminarse el pack de yogures en uno o dos días, por tanto compraran los de fecha cercana a la caducidad y ahorrarán; mientras que una persona sola tendrá que gastarse algo más en comprar un pack ya que tarda a lo mejor una semana en terminarlo.
       
           Hasta aquí este post de economía absurda, tal vez, pero en realidad es lo que más me divierte, que además deja ver que nuetras madres saben más economía que los ministros. Para terminar un consejo: cuidado con las tarjetas de fidelización de estos establecimientos, en otro post os explicaré por qué.

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