jueves, 31 de enero de 2013

Las instituciones y la credibilidad

O más bien la destrucción de las instituciones y el descrédito.
No voy a explicaros la situación política de este país en este momento. Ahí están los periodistas haciendo su trabajo (hay que elogiarlos) y cada cual puede seguir la actualidad por los medios que quiera y creerse a quien quiera. Yo pretendo hacer algo un poco más instructivo e ir más allá de las reacciones de indignación y engaño general. ¿Tiene consecuencias económicas todo esto? ¿Perjudica la salida de la crisis? Obviamente la respuesta es sí. Para ver por qué, un poco de economía.

                La nueva economía institucional (NIE) es una escuela económica, que en algunos puntos prosigue con el desarrollo de la economía institucional original y entre otras consideraciones (no creo que sea interesante entrar aquí pero podéis ampliar aquí) concede un papel importante a las instituciones dentro de la actividad económica. Esta escuela explica que la diferencia de crecimiento económico entre países que parten de una situación similar de recursos se debe a sus instituciones. Lo que se concibe aquí como instituciones abarca desde las instituciones formales (en las que todos pensamos) como puede ser un banco central, la administración pública, etc. pero incluye también otras más informales como pueden ser la tradición, usos y costumbres y demás. La NIE ha tenido un desarrollo muy importante en las últimas décadas y se ha traducido en medidas económicas concretas, siendo en los últimos años la principal oposición a la escuela neoliberal.

                Por otro lado está otro concepto clave para la economía, que es la credibilidad. Para ver la importancia de la credibilidad en la economía tenemos los trabajos del premio Nobel de economía en 1995 Robert Lucas sobre expectativas racionales. Sin entrar demasiado teóricamente, viene a decir que el efecto de una medida económica (por ejemplo una reducción del tipo de interés) viene determinado por la credibilidad de la institución que la anuncie, puesto que de ello depende que los individuos tengamos en consideración la medida a la hora de formar nuestras expectativas. Es más, la credibilidad puede ser más importante que la medida en sí, pues que el anuncio de la medida y la asunción por parte de los individuos de ésta como cierta, puede provocar ya el efecto que se esperaba con la medida.

                Una vez tenemos una idea de estos conceptos podemos entrar en la realidad que estamos viviendo. Actualmente estamos en una época de desprestigio de las instituciones, desde gobiernos, hasta BCE, viendo que sirven a intereses de unos pocos y viendo que éstas están corruptas en su interior. Más allá de que se haya robado y defraudado (esperemos que recaiga todo el peso de la ley) la responsabilidad va más allá, destrozando la credibilidad y las instituciones, generando un clima que no ayudará nada a la salida de la crisis y mejora de la economía. Mucho se ha hablado de la subida de la prima de riesgo, que se si debe a la deuda del Estado y que se vivió por encima de nuestras posibilidades. Pues bien, el descrédito de la clase política y de las instituciones que conforman también explican la prima de riesgo o acaso: ¿nos creemos un anuncio del gobierno diciendo que va a perseguir a los defraudadores al fisco, cuando presuntamente se encuentran entre ellos? ¿podemos creernos una medida de “amnistía fiscal”  cuando uno de los beneficiarios es un personaje del partido del gobierno? Y como éstas se me ocurren cientos de preguntas. Para mí, está claro que hemos llegado a un punto de inflexión que va más allá del engaño y el incumplimiento de la ley (cosas obvias y gravísimas) pero es que también se está poniendo en peligro el buen funcionamiento económico en un momento de crisis del que aún no hemos tocado fondo.

Creo que es un momento de tomar conciencia y responsabilidades, extirpar la corrupción (de todo partido político) de las instituciones y que siga un periodo de regeneración del que salgan unos representantes limpios y creíbles, tanto por razones de legalidad como por otras razones (si me permiten) más pragmáticas.

martes, 29 de enero de 2013

¿Que es esto de la economía?


                   Hoy más que hablar yo, os voy a dejar un vídeo de uno de los economistas que a mí me parecen más respetables en este país: José Carlos Diez. Es una pena que esta gente preparada no esté dirigiendo un ministerio o tuviera alguna incidencia en las decisiones que se toman.

                Es un vídeo en el que llena de optimismo la idea de ser economista (para mi unido a este del periodismo son claves para reafirmarme en mi profesión), algo que comparto, pero que la dura realidad hace que parezca que no sirve para nada, puesto que es difícil poner en práctica estos conocimientos, me deshago con vosotros soltando algunos conceptos por aquí.

                Ojalá os sirva para entender mejor lo que es la economía y diferenciar de lo que vemos en los medios, que normalmente suele ser política o medidas guiadas por intereses partidistas, como él dice: “el dinero no entra en funcionamiento hasta tercero de licenciatura”.

                Además de ello, participa lo que le dejan en los medios de comunicación y siempre dice lo que hay que decir y lo explica muy bien. He de decir que está escribiendo un libro que saldrá en primavera (seguro que cerca de mi cumpleaños, podéis ir apuntando) del que os hablaré cuando pueda leerlo.

                Es muy interesante la explicación que hace del coste de oportunidad, un concepto muy importante en economía, como los rendimientos a escala que os explicaba en la entrada anterior: como le iba bien con las chicas pues no estudiaba, puesto que dedicar más tiempo para estudiar le “costaba” menos mujeres. Pues ese concepto explica mucho del comportamiento del consumidor.

                Poco más de lo que se dice en el vídeo tengo que comentar, ya que para mí esta muy bien explicado, aunque si que en algunos temas no esté al 100% de acuerdo. Ojalá os guste tanto como a mí.

viernes, 25 de enero de 2013

Empleo, sexo y rendimientos decrecientes


Pues curiosamente hace 6 meses que no escribo. No por falta de ganas, si no más bien por el desánimo que me da como economista comentar la actualidad político-económica. Es difícil dar una buena noticia y por desgracia hoy no va a ser el caso. Aún así prometo volver con asiduidad.

            Lo que me ha llevado a escribir ha sido escuchar la comparecencia de hoy de la ministra Fátima Báñez, en la que venía a explicar como un logro el “freno en el ritmo de la destrucción de empleo”, una pantomima a mi modo de ver.

            Independientemente (o no) yo he acabado pensando en un concepto económico típico: los rendimientos decrecientes a escala. A ver si me explico. Este principio consiste en que a medida que aumenta un factor de producción (como trabajo o capital) manteniendo los demás constantes, el aumento de la producción será cada vez menor, incluso llegará un momento que puede que no aumente. Pensemos en una cadena de montaje con un trabajador, al introducir otro la producción aumenta, introducimos un tercer trabajador y la producción aumenta pero menos y así seguimos aumentando trabajadores, hasta por ejemplo 30, y la incorporación de cada uno provoca un aumento de producción cada vez menor. Al introducir al trabajador 31 éste no tiene hueco en la cadena de producción por tanto no se produce un aumento de la producción total, incluso aumentando el número podría suceder que se estorbaran y el producto total disminuyera. Bien ahora siguiendo el ejercicio de otro economista sugiero que penséis en una actividad como el sexo e intentéis aplicar el concepto anterior. ¿Interesante, verdad?

            Bien pues dudo mucho que la ministra Báñez, para mí una de las peores de este gobierno, conozca este concepto. Aunque no fuera directamente aplicable, cualquier persona racional entiende que la destrucción de empleo se ralentiza debido a que el nivel de desempleo está ya en el 26%, es obvio que será más fácil pasar del 10 al 15% que del 25 al 30%. Por así decirlo, se está llegando a tocar fondo, por tanto el hundimiento es ya más lento. Por ello, quiero decirle que en vez de engañarnos o darse palmaditas en la espalda por un supuesto dato no tan malo, decirle que haga honor a su cargo y se ponga a trabajar, puesto que el problema de este estado no es la deuda, o ¿acaso no seriamos capaces de pagar mejor la deuda con un 20% de desempleo menos? ¿Cuánto se recaudaría por cotizaciones sociales e impuestos con un nivel de desempleo del 6%? ¿Cuánto nos ahorraríamos en prestaciones sociales? El problema de la deuda no es el fondo, el fondo es que tenemos mucha de la producción potencial malgastada y parada, por eso es necesario un cambio de actitud, que parece que tendrá que partir de Europa, pero aún así en España tenemos que dar un golpe en la mesa, puesto que el desempleo es nuestro mayor problema, y no lo es para otros países del entorno.

            El ministro de Hacienda Cristóbal Montoro, afirmó esta semana en el congreso que le hubiera gustado que aflorase con la amnistía fiscal unos 4 puntos de PIB para recaudar impuestos. Bien señor Montoro, esos 4 puntos si no más, los tiene en la bolsa de desempleados que asciende al 26%. Esto no quita obviamente que no se persiga a los que no cumplen sus obligaciones fiscales. Creen empleo y cuanto antes mejor para todos nosotros.