Llevo un tiempo queriendo retomar
este sitio para soltar mis pensamientos, pero esperaba a tener la oportunidad
de darle un vuelvo y explicar también estos cambios. Ahora además de
economista, me he metido a ser historiador y buscaba un tema para aunar estos
dos conceptos y adelantaros que a partir de ahora el blog será un poco más
multidisciplinar, aún primará la economía puesto que soy aún historiador de
nuevo cuño pero veréis que todo tiene relación. Además aprovecharé este
miniaperturismo, para hacer ya una apertura total y cosas que me gustan como el
cine, las series, mi bicicleta y demás irán teniendo cabida en este espacio.
Pues bien, el tema de la entrada
surgió en clase, con un fragmento de la película Los dioses deben de estar locos. En la parte inicial, primeros 9 minutos, podemos ver lo que llamaremos el
incidente de la botella. El objetivo de este vídeo en clase es mostrar como
vemos tradicionalmente a estas sociedades tribales, como algo atrasado, que no
ha evolucionado, que no está civilizado, pero sin embargo si nos quitamos
nuestro traje etnocéntrico y pensamos que para ellos el estrés les es algo desconocido,
que para conseguir su alimento y medio de vida dedican sólo unas horas del día
y demás, a lo mejor pensamos que lo civilizado sólo ha sido un ir hacia peor.
Pues además de esta visión, para mí, economista, el tema a tratar es la
escasez. Como se puede ver en el vídeo, el conflicto empieza cuando tienen una
botella y todos la quieren usar, nace un problema de índole económico. Hasta
ahora no tenían problema, puesto que podían satisfacer todas sus necesidades
con su entorno es, no había ningún bien escaso. En tal situación los economistas
seríamos algo tan inservible como una cerilla en el infierno, puesto que
nuestro valor nace en el momento en que algo es escaso, como individuos tenemos
que elegir entre una serie de bienes y servicios que no son ilimitados y en esa
elección es donde entramos los economistas, en la forma en que se distribuyen
esos bienes. Recuerdo un profesor que decía algo así como que si las elecciones
fuesen entre tomar 100 mariscadas o 100 viajes al caribe, tampoco habría
economía ni economistas, así que el problema es la escasez.
Un economista no estudia el aire,
cuanto aire respiramos, y quien lo respira, ni de qué manera ya que entendemos
que el aire es algo ilimitado que tenemos. Siendo estricto, ya empieza a haber
debate, ya que al ser algo considerado de todos y libre se ha contaminado,
reduciendo así su calidad, hasta llegar a conceder derechos de emisión, que no
es más que un derecho sobre el aire, algo impensable 50 años atrás; pero por
simplificar tomaremos la concepción clásica del aire, que además será la que
todos tengamos más asumida. Pues bien, el caso de los protagonistas del
incidente de la botella es eso, que para ellos, todo lo que necesitaban era
como para nosotros el aire, algo ilimitado, que usaban y que no había disputa
puesto que sobraba para todos. Llega un momento en que todos quieren poseer un
bien, que además es un bien que si uno usa otro no puede usar (al contrario que
pasa con el aire, el que yo respire no impide que tú puedas respirar) y que el
bien se puede guardar. El choque que perciben es enorme, ya que no tienen
ningún concepto de la propiedad, ni de cómo gestionar algo que es escaso.
Este choque, es lo que tuvo que ocurrir en el
Neolítico. De repente, los individuos podían acumular bienes, unos bienes que
serían escasos para otros, dando lugar a un intercambio. Desde este nacimiento
tan lejano en el tiempo, la economía lleva siglos, milenios intentando resolver
los conflictos derivados, hasta hoy, sin llegar a una solución satisfactoria
para todos. Aunque lo que la sociedad asocia con economía: bancos, la bolsa,
política… parezca tan alejado de esto que os cuento, es absolutamente lo mismo,
son cosas que nacen de la resolución del conflicto. La economía es una ciencia
donde las preguntas son siempre las mismas ¿Qué producir? ¿Cómo producirlo? ¿Para
quién producir? Pero lo que ha variado a lo largo de la historia son las
respuestas que se han dado. Como veis, si no existiese la escasez, sería fácil
responder a las preguntas, pues todos tendríamos de todo. A su vez, el vídeo me
despierta más cosas que podríamos comentar, como si ¿las necesidades existen o
nos las inventamos? ¿qué es verdaderamente necesario para subsistir? Y muchas
más, pero eso lo dejaremos para próximos episodios, o mejor aún, a ver si
surgen de vuestros comentarios.